ÉL se acercó hasta los ojos de ELLA y seleccionó, de entre todas las miradas que en ese momento estaban naciendo en el fondo de sus ojos, una, la recogió, la hizo evidente y procedió, con sumo cuidado, a instalársela con carácter definitivo e indefinido en sus propios ojos como si fuera inevitable y necesario proceder así para consumar el ritual de intercambio de fragmentos de vida que todo amor necesita.
No había leído hasta ahora en tus relatos tanto lirismo. Es un poema en prosa. Muy bello.
Una metáfora hermosísima. Genial.
OooooH¡Que cierto, cuantos sentimientos de todo tipo se pueden transmitir en la mirada. Según lo leia iba recordando a Gustavo A.
El poeta sabe transmitir lo sublime o sublimr lo cotidiano,. Tú eres poeta, Manuel.
¡ Que relato más entrañable y adorable ! Me ha recordado a Bécquer. La mirada es el todo, lo que permanece y te puede llegar al fondo del alma.