4 / POESÍA ABREVIADA


La araña camina lentamente por el hueco que dejan las tejas en su cita con la pared: entra y sale, sale y entra; al final, se para en un pequeño saliente formado por restos de cemento, como si observara, como si descansara, aunque, en realidad, está decidiendo cómo tejer esperas tramposas para enredar futuras presas.

Abajo, a ras de suelo, la fiesta se dilata en el tiempo, la comida, poca, y la bebida, mucha, se consumen a buen ritmo, los restos y las sobras se acumulan sin orden ni concierto tal y como lo hacen las risas y las carcajadas; el sol mira lo que ocurre, pero ya, sin ganas, cansado y derrotado.

Poco después, hilos de polvo blanco van cayendo sobre las mesas como si en ese momento fuera necesario un aperitivo más para iluminar los rincones de la mente y terminar de desinhibir voluntades.

La araña vagabunda, desde su quietud depredadora, percibe los cambios de tono, ha llegado el momento, comienza a tejer su red.


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