Lo que nos enseñaron: A rezar para que nuestro lugar en el mundo se mantuviera inalterable.
Lo que nos transmitieron: Que las costumbres y las tradiciones son la única y mejor salida.
Lo que nos mantenía: Sentarnos a una mesa donde coincidíamos, un fin de semana sí y otro también, para alabar proezas del pasado y rendir homenajes sumisos a la genealogía.
Cuando murieron mis padres, vendí todo.
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